La Escudería Drago conmemoró su 42 Aniversario y tributó al propio tiempo un cálido homenaje al legendario piloto Diego Suárez. Tras su refundación el pasado año, la Escudería Drago viene manteniendo una intensa actividad social y deportiva, destacando en esta temporada 2013 la recuperación de la histórica Subida de Juncalillo, con el muy especial homenaje a Manuel Rodríguez “El Vaquero” q.e.p.d. y el pasado 30 de mayo la gran Exposición de Vehículos Antiguos, Clásicos y Deportivos en el Intercambiador de Transportes del Parque de Santa Catalina, con motivo del Día de Canarias.

Como despedida de sus actividades hasta el Otoño, la Escudería que preside el piloto Hilario Gómez logró reunir a medio centenar de afiliados para conmemorar no sólo su 42 Aniversario sino rendir público homenaje a otra gran figura del automovilismo canario Diego Suárez y su mítico Honda Cívic. Como recuerdo, Hilario Gómez le hizo entrega de un cuadro pintado en óleo por Fermín Rivero, donde se recoge el Honda con el que logró numerosas victorias tanto en rallies como subidas. También recibió un álbum llenos de fotos de sus mejores momentos en el automovilismo y finalmente se proyectó un vídeo sorpresa elaborado por el secretario de la Escudería Ivan Bethencourt que puso la guinda de calidad y humor.

42º Aniversario de la Escudería Drago - Homenaje Diego Suárez

42º Aniversario de la Escudería Drago – Homenaje Diego Suárez

El agasajo concluyó con la votación secretaria para decidir el piloto que será distinguido en el 43 Aniversario a celebrar en el 2014 y por un solo voto de diferencia, Miguel Ángel Domínguez se impuso a Pedro Estévez.

Diego Suárez Marrero

Sus primeros pasos en la competición los daba en moto a finales de los años 50, participando en rallies con una Lambretta, dado que en ese tiempo se admitían las dos ruedas en este tipo de pruebas tanto en rallies de regularidad como en montaña. Posteriormente, y hasta 1965, pasaron por sus manos la Montesa Brío 91, Ducati 200 Elite y Bultaco Metralla 250, con la que fue el vencedor de la I Vuelta a la Isla. En la temporada 62 Diego Suárez se proclamaba Campeón de Regularidad.

En 1964 empieza a competir en cuatro ruedas con un DKW Junior y comienza la temporada como vencedor absoluto del Rallye de Invierno. Con un Triumph TR3 formó parte de la primera expedición de equipos canarios al Rallye de Madeira.

Al año siguiente 1965 empezaban a llegar sus éxitos con la victoria de Clase 7 en el “I Gran Premio de Tenerife” el tercer puesto en el Rallye Isla de Gran Canaria a los mandos de un Austin Cooper S, y de manera muy especial su triunfo absoluto en la Subida a Arucas, compartiendo coche con el recordado Pepe Monzón, y es que en alguna subidas en que era posible por su configuración con el rápido enlace entre meta y salida, como la de Arucas y Moya, se permitía la doble participación con el mismo coche.

Como tantos otros pilotos de la isla, Diego Suárez reaparece en la temporada 1972 formando equipo con su hermano Manolo y clasificándose quinto en el Rallye Isla de Gran Canaria con un Austin Mini 1275 GT. Después de probar fortuna en montaña con un Fórmula Selex, vendría la gran época de Honda, con varios modelos Civic, incluso un Prelude, con extraordinarias clasificaciones y victorias en subidas, refrendadas con campeonatos de montaña y varios subcampeonatos de rallies. Posteriormente se convertiría en el “Rey de la tierra” al mostrarse prácticamente invencible con su Honda Civic en las carreras de Velocidad sobre Tierra en el Circuito Islas Canarias.

Sin embargo Diego Suárez tuvo otra importantísima faceta en el automovilismo: como director-gerente de Alcorde-Honda, prestó su apoyo a numerosos pilotos que corrían con vehículos de la marca, culminando en la temporada 1991 con la creación de la copa del mismo nombre con los competitivos Civic 1.6i-16 y 1.6 Vtec, certamen que tuvo una duración de siete temporadas de gran éxito y resultados, tanto que buena parte de aquellos vehículos siguen vigentes en la actualidad.

La generosidad de Diego Suárez con el deporte del automovilismo se puede decir que fue ilimitada y todo aquel que tocaba en la puerta de su despacho nunca se iba de vacío. Diego lo dio todo dentro y fuera de la competición, por eso cuando el 7 de julio de 1983 se celebró la Subida a Arucas y una cena-homenaje por sus 25 años en el deporte del motor, se agotó la capacidad del restaurante, recibiendo en ese acto innumerables testimonios de admiración y agradecimiento.

Ahora, la Escudería Drago, por votación de sus miembros y en 75 cumpleaños, le rinde de nuevo otra muestra de admiración y cariño, como demostración de la amistad que Diego ha dado y recibido con tanta generosidad a lo largo de su densa trayectoria deportiva y profesional.

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